LO ÚLTIMO El milagro de la Semana Santa de León, memoria de la Semana Santa de 2016 desde la perspectiva de una papona de acera | ADEMÁS | Entrevista a la periodista, historiadora e investigadora Sandra Ferrer: "Me gustaría ver a Hillary Clinton en la Casa Blanca no como primera dama, sino como presidenta.

Ocho mil ochocientos cuarenta y ocho pasos de indómita actitud



Cara norte del Monte Everest | Imagen: Wikipedia

Escribir una historia de superación es sencillo. Contarla, también. Tener la predisposición necesaria para hacerla realidad, no tanto. Usted piénselo durante un segundo: ¿En cuántas ocasiones a lo largo de su vida se ha propuesto metas que a priori podrían resultar difíciles de conseguir? Por lo general, todos tenemos los mismos valores. Por lo general, todos aspiramos a los mismos propósitos. Y por lo general, cuando no conseguimos alguno de nuestros objetivos, le echamos la culpa a quien más cerca se encuentra. ¿Por qué? Porque es más sencillo.


Paul Auster: Lectura para locos

Der Wanderer über dem Nebelmeer -«caminante sobre un mar de nubes», en español-, óleo de 1818 de Caspar David Friedrich. El sujeto, oscuro, se disuelve en el entorno, brillante. | Imagen: YouTube
Una de mis profesoras aseguraba que Paul Auster era el mejor narrador de historias que había tenido el placer de leer jamás. Aquella mujer docta, ducha, elocuente y meliflua -empleando «palabros» que ella misma utilizaba, aunque no para referirse a sí misma-, siempre echaba mano de Auster como analogía de la divinidad. Durante el año que cursé lengua y literatura con ella, me fue muy complicado entender el porqué de su estrecha relación con Auster, un hombre del que había leído que era terco y taciturno, y cuyo aspecto, gesto y físico no invitan precisamente a la cercanía. Así es la etapa adolescente, el bisturí poco cala, apenas llega más allá. No obstante, mis dudas se disiparon pronto, porque un par de años más tarde, me embarqué en una nave de la que no me he vuelto a apear jamás.


El milagro de la Semana Santa de León


Jueves 31 de marzo, capillos y cíngulos recogidos hasta el próximo 2017. Los últimos redobles han rematado la Semana Santa leonesa, que por lo general, ha dejado buen sabor de boca. A pesar de que sendos días la lluvia evitó la salida procesional de varias cofradías -ambos sábados-, una vez más ha quedado patente la autoridad de uno de los mayores eventos pasionales de España. A una papona de acera como la que les escribe, se le eriza la piel al escuchar el raseado paso de los braceros, el rotundo ritmo de las horquetas, las marchas procesionales de la agrupaciones o de las diferentes bandas de cornetas y tambores de León.

Sandra Ferrer: “Hay feminismos desgraciadamente ligados a políticas”

Entrevista | Sandra Ferrer Valero, periodista e historiadora



Margaret Thatcher (1925-2013), mujer que ejerció como primera ministra de Reino Unido -y no como primera dama- entre los años 1979 y 1990, aseguraba que “cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender [los problemas] de llevar un país”. Una frase que viene muy al hilo de la actualidad, cuando dejamos atrás, por espacio de unos días, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora -8 de marzo-. No obstante, para conocer la actualidad en la que nos desenvolvemos, siempre es necesario desempolvar el pasado para averiguar, en este caso, cómo las mujeres han llegado hasta donde lo han hecho. Una experta en la materia es Sandra Ferrer Valero (Barcelona, 1976) periodista, historiadora, autora del libro Mujeres silenciadas en la Edad Media (Punto de vista Editores), y del portal www.mujeresenlahistoria.com, en el que de manera periódica publica artículos, perfiles y biografías sobre las féminas más célebres, pero también sobre aquellas desconocidas que cambiaron la historia. Sandra, además, es madre orgullosa, pero no por ello ha dejado de apasionarse por los libros y por la historia y las historias pasadas. Extrae tiempo para todo -demostrando que Margaret Thatcher estaba en lo cierto- hasta para conceder una entrevista, en la que hemos querido indagar más sobre sus investigaciones y su trabajo.

Ana Esther Méndez

Una mañana, de camino a la televisión en la que trabajo, me fijé en una mujer. Tenía setenta y tantos años, pelo recogido, brillante, gris, surcado por blancas canas mate. Una gabardina ceñida, un bolso mostaza, el paso firme y la mirada enquistada. La sigo encontrando cada mañana, y me pregunto quién habrá sido y cuál será su historia, mientras su inquisitiva mirada tal vez se cruce un día con la mía para darme las lecciones que a otros no pudo dar. Me hace realmente feliz cruzarme con determinadas personas por la calle e imaginar su vida, cruzando datos, tejiendo sus circunstancias vitales, recreando los ambientes en los que crecieron. Me gusta pensar que esa mujer pudo ser una inmigrante polaca, una poetisa erótica, la esgrimista que ganó la primera medalla en un campeonato internacional, la traductora de los libros de Virginia Woolf, una marisqueadora gallega venida a menos o la viuda de un soldado fallecido en la guerra de Vietnam.